Pilar Salamanca en estado puro

Una Pilar Salamanca combativa, honesta y generosa, comprometida hasta las trancas ambientó la sobremesa del CEPA Caligrama el pasado jueves.

 

El pasado jueves, 9 de noviembre de 2023, a las 18:15 horas, el CEPA Caligrama mantiene su esperado encuentro con la escritora y humanista Pilar Salamanca, licenciada en Historia Contemporánea y especialista en Oriente Medio.

Es este un acto enmarcado dentro del ciclo de conferencias “Perfiles y Saberes”, una iniciativa del Departamento de Comunicación; en la que fue clave, en la presente circunstancia, la generosa colaboración de una de las docentes              integrantes de su equipo educativo.

María José Tresgallo, directora del centro, presenta el encuentro, inscribiéndolo en el contexto de actividades complementarias de dicho departamento; tomando para su presentación las palabras vertidas por la propia autora en “Yo loba”, su blog, disponible en la propia página Web de Pilar Salamanca, la cual permaneció como telón de fondo durante todo el acto.

Tras esta sucinta introducción, por exigencias del programa, María José Tresgallo da paso a la intervención de la autora, habida cuenta de la dificultad de condensar tan prolija carrera en una hora.

A cielo abierto

Un controvertido pasaje bíblico le sirve a la autora para dar comienzo a su discurso, el cual figura también como introducción a su primera novela, A cielo abierto, escrita hace veinte años. A esta lectura continuó una reflexión personal de la escritora, cuestionando la deidad cristiana que, si bien respetada, no fue compartida del todo por todos los allí presentes.

Con el transcurso de su intervención, el auditorio puede darse cuenta de que la elección de esta obra responde a una motivación sobre la que la autora cimentará el núcleo de su discurso. Se trata de una novela basada en un hecho real, como sucede en general en sus obras –tal y como nos confirmará más adelante-, en la que filtra el testimonio de Hayat, una joven de 16 años, superviviente al asalto que Israel perpetra el viernes, 9 de abril de 1948, sobre Deir Yassin, una aldea palestina –según algunos historiadores, 250 personas fueron masacradas, entre las que se encontraban mujeres y niños-.

“Los que miran para otro lado son el enemigo”, manifestará la escritora en un momento de su intervención

La escritora, tras constatar lo sucedido en el país de los hechos, confiesa a la audiencia, que, embargada por el sufrimiento provocado por tal evidencia, comenzó a sufrir pesadillas, entre las cuales, narrará una recogida también en la novela. La consternación inunda entonces el lugar de encuentro, ante la propia de la autora; con su relato de la experiencia onírica, que la condujo a optar por una pírrica solución, como paliativo al sufrimiento de unos animales salvajemente torturados.

Muy emocionada, confiesa su imperiosa necesidad de hacer algo, fruto de la cual salió a la luz, hace veinte años, A cielo abierto, con un firme objetivo -movida por la solidaridad y la compasión humana-: el de que las víctimas no se sintiesen solas. La autora aprovecha este momento para condenar la común actitud de “mirar para otro lado”, manifestando que “los que miran para otro lado son el enemigo”, considerando las consecuencias provocadas por tal circunstancia de la misma envergadura –o incluso superior, tal y como ella señalaba-, que las propias del fuego abierto, en pleno combate.

Consciente de la crudeza del contenido de la novela, trata de buscar un título exento de funestas connotaciones y es así como se gesta “A cielo abierto” –nombre con el que también había sido bautizado un bar de la localidad-, en honor a la explotación minera ubicada a las puertas de la aldea masacrada, a lo que añadirá posteriormente, con ironía y dolor velados, “y por las camionetas” … que portaban a los supervivientes de la barbarie para finalmente terminar con ellos.

Prosigue su discurso haciendo un inciso sobre la estructura de la obra: los capítulos impares aluden al periodo comprendido entre noviembre de 1947 y mayo de 1948; mientras que los pares se sitúan a principios de 1967, cuando Hayat es ya adulta.

La escritora confiesa que en su novela A cielo abierto subyacen, como telón de fondo,  sus propios “sentimientos de duelo”

La autora nos advierte, anticipándose a una posible pregunta del auditorio, que detrás de la fuerza inspiradora de esta novela están sus propios sentimientos de duelo.

Sin duda, uno de los momentos del acto en que Pilar Salamanca se muestra más afectada, conteniendo a duras penas la emoción, es cuando relata a la audiencia el ensañamiento de los verdugos que, no satisfechos con la atrocidad cometida, arrasan el propio cementerio de la aldea. Embargada por la impotencia, denuncia la subsiguiente ocupación de las casas todavía levantadas; en contra, incluso, de las recomendaciones emitidas por algunos lideres internacionales, apelando al sentido de la ética y la moral.

“¿Ha cambiado algo?”

La autora recuerda a los allí presentes, con su característica vehemencia, que exclusivamente las víctimas están en poder de la legitimidad para perdonar y otorgar perdón.

Una pregunta planea entonces sobre el auditorio, tras el recorrido por A cielo abierto, escrita veinte años atrás: “¿Ha cambiado algo?” A lo que sucede un “Nada” desde un asiento y la posterior confirmación y ratificación de la autora, no exenta de impotencia.

Una Pilar Salamanca tajante, dada la coyuntura bélica actual, denuncia el papel de la ONU –entonces y ahora-; el papel de nuestro país ante el conflicto y condena con determinación y rotundidad el rol jugado por USA, en todo el contencioso palestino-israelí.

“La humanidad es una abstracción, no existe”

La autora, reticente, declinará responder, sin embargo, a preguntas planteadas sobre la situación actual, enfocadas desde el ángulo de condición como titulada experta en la materia; esgrimiendo que el motivo de su visita era otro. No obstante, no se pudo contener ante una de las cuestiones de nuestro reportero gráfico y redactor, de nuestra publicación TorREDlavega, que la interpelaba sobre el papel de la ONU en materia de Derechos Humanos; mostrando nuestra invitada, de inmediato, su repulsa por el incumplimiento de Israel de todas las disposiciones en materia de Paz, firmadas hace 78 años; ante una incomprensible deferencia, a ojos de la autora, de toda la comunidad internacional. Asimismo, condena los 75 años de ocupación y asedio de los territorios palestinos –remontándose tal circunstancia a fechas anteriores a la SGM-.

La humanidad es una abstracción, no existe –comenta la autora con un poso de abnegación, a colación de lo anterior-. La escritora concibe como único interlocutor viable al ser humano.

“Pedagogía”

A la pregunta que le lanza una de las redactoras de TorREDlavega: “¿Qué podemos hacer por la Paz?”, “Pedagogía” es su contundente e inmediata respuesta, a la vez que invita a los ciudadanos a estar alerta, para la condena rotunda de cualquier actitud contraria y pondera, como medida necesaria, en el presente conflicto, la presión comercial al país que ella señala como verdugo en este contencioso. Al hilo de la cuestión, aprovecha para manifestar su sincero agradecimiento a los estibadores de Valencia y Barcelona por su efectivo papel en contra de la exportación de armas.

 

LA PILAR SALAMANCA MÁS CONFIDENCIAL

“Soy una señorita”

“A saltos” son los términos escogidos por Pilar Salamanca, para calificar su trayectoria profesional, en respuesta a una de las preguntas de nuestro reportero gráfico y redactor. La autora ilustrará la expresión empleando el símil de la carrera de obstáculos, los cuales hay que sortear para llegar a la meta. Preguntada por la impronta de la brecha de género, como mujer representativa de su generación, contesta con una buena dosis de ironía: “Soy una señorita” y apostilla su condición de privilegiada al haberse criado en una familia de poder adquisitivo, con reputación social y profesional, que tenía diseñado para ella un futuro, en coherencia con su estatus y los roles de la mujer en la sociedad conservadora del momento.  Una Pilar Salamanca entregada ante el público asistente, se abrirá hasta el punto de compartir la siguiente confidencia: ante la reacción endémicamente inmovilista de su familia, con un “NO A TODO” –cualquiera que fuese la iniciativa propuesta por la futura escritora-, siendo todavía muy joven, se verá impelida a marchar de casa –como respuesta disuasoria a la negación impuesta- y solo, a partir de ese momento, podrá ser ella misma.

 

Dos familias: yo misma/ NO A TODO

Al día de la fecha, espontáneamente, afirma, con absoluto convencimiento, que no se arrepiente de nada, que está ya muy cansada en su lucha contra las injusticias y, muy especialmente, las que tocan directamente a Palestina; con la que se halla inseparablemente unida por su familia de “gananciales”- tirando de sentido del humor-, tal como denomina a la que ella decidió formar hace ya cincuenta años. Seguidamente, para apuntalar su discurso, espolea al auditorio con una pregunta retórica acerca de su objetividad, a la que, inmediatamente, ella misma da respuesta: “No soy objetiva, ni falta que me hace”.

 

LA ESCRITORA

 

Tempest, su última novela

A petición de una docente del departamento de Comunicación, Pilar Salamanca se abre a comentar su última novela Tempest, galardonada por la editorial responsable de su publicación.

Esta vez el escenario se traslada a la Patagonia argentina y, como telón de fondo, sobrevuela la limpieza étnica de los colonos, con supuestos fines de explotación agropecuaria del territorio. Es una obra narrada por distintas mujeres –entre las que también se halla una periodista-, que ofrece al lector perspectivas diversas sobre el núcleo de la cuestión, vertebrador de la obra. Todas ellas, pues, serán las encargadas de dibujar la panorámica de lo acontecido; trazando un relato en torno al exterminio de las tribus y también de aquellos que se rebelaron contra este. Hará también una fugaz mención a su poemario Horas lentas, su penúltima obra – escrita durante su convalecencia por el atropello sufrido el pasado año-, antes de responder a la recomendación solicitada por otra de nuestras redactoras sobre la posibilidad de trasvasar a escena alguna de sus obras. La autora, en un primer momento, remite precisamente a Tempest, esgrimiendo razones relativas al argumento y al número de actantes, para, instantes después, reconducir su respuesta en favor de su novela Soñar con ballenas, que cuenta como trasfondo con la Santoña de 1920 y la incursión en dicho escenario de un siciliano; artífice en el cambio de rumbo de la actividad comercial de la localidad, al revelarse como pionero en la elaboración de las anchoas tal y como hoy las conocemos.

Su página web, una ventana abierta al mundo creado por la escritora

Termina su intervención remitiendo a su página web, para resolver cualquier cuestión acerca de sus libros; desvelando al público que algunos de sus títulos se hallan disponibles para descargar directamente, al encontrarse libres de derechos; comentario al que sucede un “Se agradece” -por parte de una integrante del Taller de creación y expresión literaria de la escuela- y la consiguiente réplica de la autora, en la que alude a su concepción acerca de la escritura: un libro no se entiende, si no es leído.

“Los escritores pueden hacer mucho”, comenta la escritora apelando a su responsabilidad y compromiso

Una comprometida Pilar Salamanca apela a la responsabilidad de los escritores a la hora de escribir; por su oficio en el dominio de las herramientas, los recursos y las estrategias lingüísticas, con las que “pueden hacer mucho”. Cierra el acto con una primicia, como no podría ser de otra manera, con un compromiso sellado con la audiencia, el de ir basculando paulatinamente sus obras en su página web, a medida que los plazos, que las vinculan a derechos, vayan cesando; a pesar de que para tales menesteres –confiesa humilde y generosa- precise buscar asesoramiento externo cualificado.

 

Mesa de Redacción

Fotos: Brayan Cataño, reportero gráfico y redactor