Desde el año 2014 vive en nuestra tierra, vino para buscar una mejor vida y ayudar a su familia. Él vino de África, su tierra de nacimiento.
Salió del país en busca del porvenir para su hijo de 8 años que dejó a cargo de su madre. Su compañera sentimental lo dejó con el hijo, y hace 6 años que no le ve.
Tiery tuvo que salir de su país en busca del porvenir de su familia, y aún es el día de hoy que no ha encontrado trabajo; vive de lo poco que puede, trabaja para pagar su vivienda.
En los diez minutos que estuve con él hablando, me sobrecogió, por lo duro y emotivo a la vez.
Su madre también es una mujer sola que no tiene ningún apoyo ni económico ni moral, ya que nunca estuvo casada.
Lo que más me entristeció fue que, al día de hoy, aún no ha podido enviar nada de dinero a su madre, pero tiene la esperanza de que se solucione su situación pronto.
Me dejó tan triste que esa noche la dediqué a darle vueltas a la cabeza y a darme cuenta de lo torpes que somos. El ser humano vi que era el ser vivo más imbécil que hay. ¿Cómo es posible que, al día de hoy, aún no se ha buscado la forma de que todos los seres humanos no pasen hambre ?
Solo fueron diez minutos y me dejo transpuesta, herida esa noche vi el llanto callado, resignado y tremendo de un hombre buscando su vida, su destino, su sosiego.