Esta es la historia de unos objetos que se pusieron en huelga…….

Los zapatos rebeldes

J. Montealegre.
Hoy cuando me levanté por la mañana después de una noche de
copas, fui a calzarme, y los zapatos se negaron a que mis pies
entraran en ellos, busqué los motivos que podían tener para
comportarse así. Empecé abrir los cordones al máximo, aun así,
era incapaz de ponerme los dichosos botines, no hacía más que
mirar cómo podía ensanchar el dichoso calzado, pues eran los
únicos que tenía en el hotel y no iba a salir descalzo a la calle.
Es cierto que la noche anterior, después de haber andado
mucho, me acosté tarde, pensé que ellos como yo, no
abrían descansado lo suficiente, quizá por ese motivo, no
deseaban ser calzados otra vez.
Desesperado de no poder ponerme los dichosos zapatos,
empecé hablar en voz alta dirigiéndome a ellos. Os limpio
todos los días, cambio los cordones cuando lo necesitáis,
lo mismo hago con las suelas y los tacones y os ponéis en
huelga en contra mía.
Suenan unos golpes en la puerta, entra una empleada del hotel,
preocupada porque estaba hablando solo, extrañada se queda
mirándome, entonces la explico que no entran mis pies en los
zapatos, sin dejar de mirarme se sonríe y me dice, ¡cómo le van a
entrar si los tiene cambiado de pie!