Me gustaría expresar lo que pienso de la sociedad actual. Vivimos en una época de mejor bienestar económico.
Dicho así, parece que no me entero de las personas que carecen de lo necesario; no me olvido de ellos, debe ser muy triste vivir esta situación, a nadie debería faltarle lo necesario para vivir.
Pero, en general, la mayoría tenemos mucho más que hace años. Me remito a los años de mi juventud 1960 – 1970. Por poner un ejemplo, el vehículo de que podíamos disponer era una bicicleta ¡eso como mucho!
Recuerdo a los trabajadores mineros, yendo al trabajo andando varios kilómetros, para luego entrar en la mina varias horas, con la luz del candil, o en otros casos trabajar tres relevos de noche de mañana y tarde; 8 horas y, si surgía estar más horas, mejor: sería beneficioso por el aumento del salario y del bienestar de la familia.
Esto en cuanto a los hombres ¿y las mujeres? Más de lo mismo; trabajando en las tierras, madrugando bien de mañana antes de que el sol calentara para sembrar las tierras de diferentes cultivos para el abastecimiento de la familia: alubias maíz, patatas hortalizas… En fin, de todo para el sustento. En aquella época, lo que se compraba era aceite, azúcar, jabón y poco más. La carne también era de casa, de animales que se criaban con las sobras de comidas o pastando en el prado, con lo cual no era necesario comprar.
Así, con esta forma de vivir, ahorraban, iban construyendo una casa. Pero, mientras tanto, vivían en la misma casa varias familias.
Si comparamos, vemos que hay una gran diferencia de la sociedad de antes y la de ahora en cuanto a lo económico.
Sin embargo yo percibo que el dinero y el bienestar no son suficiente, algo está fallando en nuestra sociedad. ¿Dónde fallamos?. ¿Algo no estamos haciendo bien?
Las nuevas tecnologías avanzan a pasos agigantados, pero ¿qué pasa con la felicidad de las personas? Algo falta para que las personas vivamos en paz, sin agresividad, vemos cada día agresiones, existe un descontento en general, yo me pregunto: «¿A dónde queremos llegar? ¿Sabemos realmente lo que queremos?».
Leí en una ocasión que un hombre se fue a buscar la felicidad por el mundo y, después de mucho andar sin encontrar lo que buscaba, decidió volver al punto de partida; comprendió que realmente donde estaba su felicidad era en su hogar.
Creo que es así en ocasiones buscamos lo que realmente ya tenemos y no valoramos.