Costa del Silencio, sur de Tenerife. Cada mañana dirigía la mirada hacia lo lejos para contemplar al gigante Teide; a veces vestía de blanco su cumbre. Sus colores, siempre los llevo en mi corazón aunque esté lejos de él.
Costa del Silencio, sur de Tenerife. Cada mañana dirigía la mirada hacia lo lejos para contemplar al gigante Teide; a veces vestía de blanco su cumbre. Sus colores, siempre los llevo en mi corazón aunque esté lejos de él.