Un año más las alumnas de talleres artísticos, bordados artesanales y patchwork muestran el resultado de los trabajos realizados durante el curso. Ha sido un año algo distinto, sin celebraciones, ni reuniones, pero, a fin de cuentas, las alumnas estaban muy contentas de poder asistir a las clases, que es lo que cuenta.

Guiadas por su profesora, Astrid Torres, han realizado una gran variedad de trabajos entre los que destacan; bolsos, cojines, toallas, bordados, ganchillo, cajas forradas de tela, colchas, edredones, mochilas, fundas para gafas, manteles y un sinfín de detalles como los organizadores verticales. Se muestran muy satisfechas con todos sus trabajos, sin saber escoger cuál les ha gustado más. No me extraña, ¡realmente todos son preciosos!

Con respecto a la técnica del patchwork, les comenté si sabían que era un anglicismo, y que tenía su palabra en español; almazuela o retazal, que son piezas tejidas uniendo retales de telas. La traducción de quilt y patchwork, no es ni más ni menos que la labor hecha de retales o remiendos.  Almazuela fue el título de una de las revistas editada en el centro hace años la mayoría lo desconocía, pero la profesora estaba al tanto de la información.

Las clases se desarrollan con un combinado de técnicas de labores, todo tipo de bordados aplicados en distintos elementos, costura y aplicación de telas. La confección de los trabajos lleva una minuciosa elaboración, primero la definición del diseño por medio de un patronaje y luego la decoración.

Cada alumna escoge el trabajo a realizar que más le gusta y la profesora asesora y ayuda al desarrollo del diseño elegido, después se suma la imaginación y el gusto de cada una. Por ejemplo, en la elaboración de los bolsos, las telas, los forros, las asas y demás elementos, curiosamente llevan una gran labor de reciclaje, pues se aprovechan las telas viejas o pantalones vaqueros, hebillas, botones, y otros materiales que ayudan al ahorro, convirtiéndose en   unas verdaderas obras de arte.  La profesora, manifestó lo orgullosa que se ha sentido con su grupo de alumnas, las cuales han trabajado con un gran tesón e interés, respondiendo en todo momento a sus indicaciones, trabajando incluso en sus casas para adelantar las labores y todo ello con una gran carga de ilusión y alto espíritu de compañerismo.

Las alumnas, por su parte, no cesaban en elogios hacia su profesora, la libertad que les ha dado para hacer sus diseños y trabajos, la gran implicación e interés en ayudarlas en todas sus tareas, incluso fuera del horario de clase atendiendo sus dudas por teléfono.  Todas coincidían en la satisfacción de haber podido asistir a las clases, a pesar de las circunstancias, por el tema del COVID.  En todo momento inciden en que se han encontrado un centro y unas aulas completamente seguras para desarrollar las clases. Todo ello gracias a las medidas de higiene y seguridad que el centro Caligrama ha gestionado, mención especial al equipo de limpieza y la dirección del centro por su interés en que el alumnado se encontrara seguro en sus aulas. 

En definitiva, es una clase que irradia felicidad, satisfacción, compañerismo, e ilusión por el trabajo realizado. Todas las alumnas repetirian el próximo año e, incluso, se les han hecho tan cortas las clases que proponían ampliar el taller en horario de mañana y de tarde.

Al final dejo el aula con la imagen de unos rostros llenos de felicidad que esperan ansiosas la hora de su clase para disfrutar con el trabajo y contagiada de sus ánimos para apuntarme yo también el próximo curso.

Nieves Merino